Qué ironía la remota perfección ¿Perfección de qué?
Se esconde, parece que se encuentra, de pronto se va así de buenas, se busca, se siente cerca, se huele y se resbala entre tus dedos. Se tinta de colores invisibles, te atrapa en un segundo y se escapa volando entre los pensamientos. Es perseguida por callejones, intrépida y hábil; corre y corre sin siquiera ser vista, te engaña y te hunde en el medio de tu existencia.
Ella consigue elevarte en grandeza, y entonces se va y te reduce a un punto infinitamente diminuto.
Quizás nunca existió, quizás siempre lo hizo. Tal vez un día esté lo suficientemente fatigada, y cesen sus juegos, pero hasta entonces, parece que he logrado descubrir el método para reemplazarla.
Son esas imperfecciones. Tan únicas, tan características, tan chocantes y brillantes, tan llenas de dulzura y tan inquietantes. Me estás inundando de ellas, y cada vez voy cayendo más en sus elogios; me distrae. Y me gusta.
Y me encanta.
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