miércoles, 23 de enero de 2013

Ainhoc


Pues sí, hoy mi canción favorita va por ti. Y no, no estoy enamorada de ti jajaja 
Pero eso no quita que pueda echarte de menos, ¿no?

martes, 8 de enero de 2013

piensas y pienso

No eres como te pintas... aunque supongo que tampoco eres exactamente como te pinto yo.
Pero al menos sí que sé que te pareces mucho más a mi forma de pintarte que a la tuya propia.

jueves, 3 de enero de 2013

Segundo recorrido

Y aquí estamos a principios de año otra vez, una nueva cuenta de días para tachar o para dejar que pasen sin darnos cuenta.
Habrá que hacer el típico recorrido de año que me encanta... es lo que toca.
Para empezar, he de decir que nada de lo que ha ocurrido ha sido algo que esperara, me he sorprendido enormemente con cada detalle y eso es algo que realmente me gustó del 2012. Fue genial.
A finales del 2011 decía eso de 'espero que el 2012 sea al menos la mitad de genial que este, con eso me conformaría'; y quién diría que el 2012 superaría todas las expectativas (¡y con creces!).

2012... comenzando con caídas y lloros estúpidos pero típicos, con decepciones y alegrías que se sucedían y me hacían sentir como una montaña rusa que no tenía fin. Bipolaridad sin sentido pero con mucho sentido para dos personas; ganas reprimidas, el esperar a que algo pasase cuando todo ya estaba pasando ante nuestros ojos. Fue en Febrero cuando de repente parecía que cada día pasaba trayendo consigo toda clase de sorpresas... ¿y por qué me da la sensación de que enero nunca pasó? Exceptuando, claro está, aquel día 5 en un banco diciendo tonterías entrecortadas por el frío y la vergüenza.
Febrero... intercambio, franceses perdidos en los bares, o'clock, colores que daban vueltas alrededor de lo que parecía que no se podía evitar, música que se ralentizaba con cada paso.  Quién lo diría... quizás todos.
En febrero descubrí que un simple (pero no tan simple) CD podía unir, aunque se rompiese y se rayase; claro que en esos días yo no sabía lo patoso y descuidado que podías llegar a ser. Descubrí que el túnel Aguere tiene su encanto, así como lo tiene casi cada esquina de La Laguna, si sabes mirarla con otros ojos.
En Febrero hablamos francés, o al menos lo intentamos; comimos arepas, fuimos al Teide y camimamos muchísimo, dimos vueltas para entretener a Coline y los demás, pasamos tiempo en el Café 7; hicimos de todo sin parar para no aburrir a aquellos franceses con ganas de pasarlo bien.
Y luego vinieron los carnavales, con las ranas, los monos, los alienígenas, los perritos, los sacos de papas, los pitufos, los piratas, las golosinas de colores, los portales, los nervios, los besos, los encontronazos, los abrazos fuertes, y con el día 26. Las nuevas experiencias y las situaciones surrealistas. Ahí descubrí otras muchas cosas que no soy capaz de explicar.

El 2012 trajo física, mucha física (aunque también química, pero ese es otro tema). Conseguí más fuerza de voluntad y esfuerzo. Aunque en el camino me iba decepcionando en varios momentos y me sentía inútil, pero supongo que valió la pena.
Trajo dificultades amistosas, aunque también reforzó algunas otras, y eso fue genial. En 2012 también eché de menos, bastante; aunque eso tampoco es tan raro en mí, al fin y al cabo.
Fue un año de detalles, en realidad, y siento como si siempre se estuviesen celebrado cumpleaños jajaja
En mayo fue la orla de 2º de Bachillerato, el día en que acabó la etapa de instituto, de recreos y de estar todos juntos. Fue un día guay, con sus sonrisillas, sus abrazos, sus despedidas y sus nervios encima de un escenario.
También pasamos aquella temida PAU, que vino con los intensos estudios y los días enclaustrados en la biblioteca; con los nervios antes de los exámenes, las alegrías, los despistes y la desesperación por conseguir la nota necesaria para entrar en la carrera que querías. Y fueron buenos tiempos.

En 2012 tuve flores de todo tipo, y también velitas en los escalones especiales, una taza con tu cara pintada y una tarta infantil sin cubiertos para comérnosla. Y fue tan especial como nunca. Cumplí los 18, la mayoría de edad que parecía hiper lejana e importante; aunque en ese momento me sentí exactamente igual que con mis diecisiete años.

Y me fui a Francia; pasé los días y las noches con Ainhoc, durmiendo en una habitación de dos pisos con posters en el techo, y compartiendo cama con mosquitos que parecían amar mi piel. Montamos en bicicleta, pasé miedo, bebimos cerveza, comimos mucho mucho, fuimos de compras hasta que Ainhoc me odió con tanta tienda; de nuevo la Dune du Pyla, fuimos a la playa y nos bañamos con un pelete brutal, sacamos fotos, tuvimos 'esa' noche, intentamos no hablar español, hicimos autostop, comimos con tu guapo francés y sobre todo aprovechamos el tiempo como un matrimonio que no se tocaba con los pies.
Y como no... perdimos un avión.
Descubrí lo que echaba de menos a Ainhoc.

Reencuentros, libretas, discusiones, reconciliaciones, hotel en Los Cristianos escondiéndonos de mi abuela (solo por si acaso). Montaditos sin DNI, playa, mucha comida y poca bebida, botellas de agua que salían cuatro ojos de la cara,  noches especiales, nuestro momento Jersey Shore de cada día, regalices, enfados playeros, mucha arena, bailes delante del espejo, abrazos en el agua y largos ratos en la bañera.
Las Palmas, whatsapp al fin, momentos difíciles, más echar de menos, más reencuentros.
Descubrí lo que eran las fábricas de recuerdos.

Y entró septiembre, y entré a diseño. Lo conseguí y al fin sentí que estudiaría lo que me encantaba. Así que aproveche los últimos días de vacaciones y volé hacia la clase 76, encontrándome con miles de caras nuevas y con otro par de caras conocidas. Y aparecieron Joanín, Myrrcho, Christianín, Samini, Felipe el Enfermo y la gafada de Carla. Y nos reímos mucho e incluso, después de mucho esfuerzo y destrozos, conseguimos hacer una maqueta.
En septiembre descubrí que los profesores de universidad podían ser incluso más desastres que los anteriormente conocidos.
La universidad me trajo gente nueva, asignaturas nuevas que me gustaban, clases interesantes y clases soporíferas; kilos de información sobre arte, chuletadas mal organizadas pero divertidas, bonos de tranvía cada menos de dos semanas, fotosfotosfotos, conciertos y menos responsabilidad, he de decir.
Y descubrí lo fácil que podía ser acercarse a la gente nueva; y a cogerle cariño rápidamente.
Y además descubrí el convivir una semana contigo.

2012... año de 'mantenemos el contacto', de despedidas de aquellos que iban a estudiar fuera, de mentiras piadosas, de últimos ensayos, de amor por Lana, de obras de arte, de nueva rutina no tan rutina, de miradas que querían guardarse en los bolsillos, de vida catedratil, de momentos incómodos y otros exageradamente cómodos; año de alegrías, miedos, sorpresas, idas y venidas, de cantar, de canciones especiales, de discusiones estúpidas de ánimos mutuos, de una confianza impresionante, de Teide de noche, de preocupaciones, de Faro con amigos, de celos, de moras negras perdidas pero recordadas, de perdones, de croissants, de casi-dieciocho-regalos, de culos de pollo, de estufas humanas que permanecen, de estupideces y de malentendidos.

A finales de 2011 decía que quería aprovechar mis últimos meses con 17 años, y sin duda lo hice; no pude haberlo hecho mejor.
Ahora me tocaría decir que tengo que hacer lo mismo con los últimos meses con 18, pero he ido aprendiendo que eso sale solo.
Así que, feliz año a todos; a mi Nurquito gruñón, a mi mereh, a Alita, a Betenix, a Jorgi, a Ainhoc , a todos los de diseño, a las chicas que no pienso nombrarlas a todas, a Belrro, a Dora y a Mike. Feliz año a la familia que es importante; a los amigos que se quedaron en el camino, a aquellos que echo de menos y que espero que sepan que me refiero a ellos; feliz año a todos los que están contentos con la carrera, y a los que creen que se equivocaron eligiendo; a los que se fueron de Tenerife y a los que ven las cosas difíciles.
Y feliz año a la hormiga peluda, a Blanquita, que debe saber que es la última a la que nombro, pero desde luego no la menos importante; feliz año (conmigo).

FELIZ 2013 !!